El título de la nota de Reforma y Mural
no puede ser más correcto: “sobra un Gobernador... y falta candidato”. El
sábado pasado, en Nuevo León, “dos ‘gobernadores’ aseguraron estar en
funciones”. Samuel García,
quien pregonó su precandidatura a la presidencia de la República por Movimiento
Ciudadano, solicitó una licencia de su cargo como gobernador por un periodo de
6 meses. No obstante, la semana pasada decidió regresar al cargo, con lo que ha
quedado sepultada la posibilidad de una candidatura presidencial a la cual MC ya
había invertido muchos millones en publicidad.
La decisión de Samuel García refleja una
combinación de preocupaciones políticas y legales, tentativamente muy graves,
para motivar su regreso al gobierno estatal (¿qué esconde?). El caso es que
este sábado, mientras Samuel García se reunía con su equipo, Luis Enrique
Orozco, designado por el Congreso como gobernador interino, afirmó que se mantendría
en el cargo hasta recibir notificación contraria.
La SCJN ordenó que Luis Enrique Orozco
jurara el cargo como gobernador interino de Nuevo León. Esta decisión fue
tomada poco antes de que Samuel García dejara la gubernatura para iniciar su
precampaña como candidato presidencial. La Corte instruyó que todas las
autoridades se abstengan de realizar nuevas designaciones o nombramientos sobre
la titularidad del Poder Ejecutivo hasta que se resuelva definitivamente la
controversia constitucional. Esta medida cautelar fue concedida por el ministro
Javier Laynez para evitar indefiniciones en la titularidad del Poder Ejecutivo
y garantizar la gobernabilidad y seguridad durante el periodo de licencia de
Samuel García.
Además del sisma provocado por el abrupto
abandono de la precandidatura, en plena campaña, ahora los abogados advierten
que, al estar vigente su licencia aprobada por el Congreso del Estado, Samuel
García podría enfrentar responsabilidades penales por ejercer actos propios de
la gubernatura. Se menciona el delito de ejercicio ilícito del servicio
público, que podría resultar en una sanción de prisión.
La decisión de su regreso al cargo
gubernamental, para evitar la ‘imposición’ de su sustituto, desencadenó una
crisis de gobernabilidad en Nuevo León, del que nos falta aún mucho por conocer.
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